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Cómo ha cambiado la internacionalización desde Covid-19

La pandemia de Covid-19 planteó a las empresas nuevos retos y los empresarios tuvieron que adaptarse a una situación imprevisible en un corto espacio de tiempo. Esta capacidad de adaptación también está resultando muy útil en el proceso de internacionalización después de Covid, que es cada vez más digital y está orientado a promover las compras en línea.

Nuevas dinámicas comerciales para las empresas que entran en los mercados extranjeros

Hasta los finales de 2019, el proceso de internacionalización estuvo marcado por pasos precisos: análisis, estrategia y aplicación sobre el terreno. Desde la pandemia, el escenario en el que las empresas operan en los mercados extranjeros ha cambiado y, sobre todo, el comportamiento de los consumidores.

Los consumidores ya están familiarizados con las compras online, que suelen ser una alternativa más segura que las tiendas físicas. A pesar del cumplimiento de las normas de seguridad e higiene, el riesgo de infección no puede eliminarse por completo y el miedo a contraer el virus afecta a los hábitos de compra de los consumidores.

Los compradores en la red también han descubierto la increíble ventaja de un surtido mucho más amplio que el que se puede encontrar en las tiendas. En todos los sectores, desde la ropa a la tecnología, desde el bricolaje a la alimentación, todo se puede encontrar en línea, como si el consumidor pudiera comprar en un centro comercial del tamaño del mundo.

Un usuario francés también puede comprar en comercios electrónicos italianos, británicos e incluso estadounidenses sin problemas, porque los gastos de envío se mantienen bajos y competitivos. Este mercado mundial es, por tanto, un recurso tanto para los consumidores como para las empresas que venden en línea en el extranjero.

 

Las exportaciones digitales impulsan a las empresas después de Covid

Antes de la pandemia, la digitalización de una empresa era una necesidad para seguir siendo competitiva en su nicho de mercado. Después de Covid-19, esta fuerte motivación se ha complementado con otras nuevas, como la oportunidad de responder a una nueva necesidad del consumidor y aumentar el volumen de negocio al mismo tiempo.

Por lo tanto, la digitalización y la internacionalización van de la mano, porque la venta de productos y servicios a través de las fronteras nacionales puede reducir los costes logísticos y ampliar la base de clientes.

Tener oficinas y salas de exposición en el extranjero ya no es un paso obligatorio en el proceso de internacionalización, porque gracias a los equipos tecnológicos adecuados, las transacciones se realizan en línea, al igual que las reuniones con socios comerciales extranjeros.

Los directivos que apoyan la internacionalización seguirán desempeñando su papel estratégico, pero ahora se necesitan nuevas competencias digitales. Los directivos deben ser capaces no sólo de dirigir a las empresas hacia los mercados extranjeros, sino también de guiarlas a través del viaje de la exportación digital.

 

Nuevas oportunidades de negocio en el extranjero tras la pandemia

No se puede negar, por tanto, que la internacionalización se ha transformado profundamente tras la pandemia. Es probable que el nuevo coronavirus sólo haya acelerado un proceso de cambio que, de otro modo, habría llevado mucho más tiempo.

Nunca antes el análisis empresarial había desempeñado un papel tan decisivo, como la capacidad de observar los mercados para intuir qué dirección tomarán. El cierre ha sumido a muchas empresas en la crisis, pero gracias a la transformación podemos volver a empezar más fuertes que antes. Han surgido nuevas necesidades y, por tanto, nuevas oportunidades de negocio, lo que obliga a replantearse la elección de los productos y servicios en los que centrarse.

Mientras que antes de Covid, las impresoras 3D se utilizaban para crear prototipos para el sector del automóvil, el nuevo escenario sugiere un cambio de rumbo. Las mismas impresoras 3D pueden producir ahora válvulas para respiradores, que se necesitan más que nunca en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales de todo el mundo.

Este es sólo un ejemplo de cómo es posible adaptarse a los cambios en los mercados globales. Una vez más, es la capacidad de adaptación de las empresas la que puede marcar la diferencia.